Más que un chocolate: una herencia viva, hecha a mano.

Desde las cocinas oaxaqueñas donde el metate aún canta, hasta las tazas que se alzan en celebraciones, este chocolate lleva consigo siglos de historias compartidas. Elaborado con cacao, canela, almendra y azúcar de caña —sin aditivos ni artificios—, su sabor profundo recuerda a lo que alguna vez se ofreció a dioses, y ahora se comparte entre amigos.

Rómpelo con las manos. Derrítelo en agua caliente. Siente cómo despierta algo que siempre estuvo ahí: un lazo con quienes vinieron antes y con quienes aún llamamos nuestra gente.

Chocolate Mayordomo es un viaje en cada tableta. Un susurro ancestral que también sabe a sobremesa.

Hecho en Oaxaca. Preparado para el mundo.